Cuando todo parezca estar en tu contra, recuerda que los aviones despegan con el viento en contra, no a favor.

Henry Ford lo tenía claro.

Y si trabajas en el sector de los eventos, ya te habrás dado cuenta de que aquí no existe el viento a favor.

Siempre hay algo.

Un proveedor que falla, una lluvia inesperada, un cliente que cambia de idea a última hora.

Una boda con novios que creen que los unicornios existen y que la decoración de Pinterest cuesta dos duros, o 2 Euros.

Un congreso en el que el ponente estrella pierde el avión.

Un viaje que parecía perfecto hasta que llega la sobreventa del hotel y toca buscar soluciones en 24 horas.

Organizar eventos es ser piloto en una tormenta.

Y aquí es donde se separan los amateurs de los profesionales.

Porque un amateur se queja cuando el viento sopla en contra.

Un profesional ajusta las velas y sigue navegando.

Tu trabajo no es evitar los problemas. Es adelantarte a ellos.

Porque siempre, siempre, algo va a salir mal.

La diferencia entre un evento caótico y uno impecable no es la suerte.

Es la planificación.

Es la experiencia.

Es saber que la improvisación solo funciona cuando detrás hay una estrategia.

Por eso, la próxima vez que te enfrentes a un desafío, recuerda la frase de Ford.

El viento en contra no es el problema. Es la pista de despegue.

Los clientes no te pagan solo por lo bonito que queda todo.

Te pagan para que, pase lo que pase, tú hagas que todo salga bien.

Y ahí está la magia.

 

Japi dei.