Vamos a dejarnos de tonterías.
El accountability no es una palabreja de coaching caro ni un invento yankee para fliparse en LinkedIn.
Es lo que necesitas si estás hasta los c….. de prometerte cosas y luego hacerte el sueco. O el español mejor dicho.
“Este lunes empiezo con los mails”.
“Esta semana sí que sí grabo los vídeos”.
“Hoy sí me pongo con el presupuesto”.
Sí, claro.
La realidad es esta: cuando nadie te ve, haces lo que te da la gana.
Y lo que te da la gana suele ser lo que menos te conviene.
Pero como no hay nadie mirándote… pues te lo perdonas.
Te justificas.
Y lo maquillas con palabras bonitas como “procesos”, “introspección” o “fase de planificación”.
Mira, no estás planificando una mierda. Estás procrastinando. Otra palabra modelna.
Y por eso necesitas accountability.
Que no es otra cosa que tener a alguien a quien rendirle cuentas.
Alguien que te diga: “Oye, ¿y lo que ibas a hacer qué?”.
Alguien que no se crea tus excusas de “hoy no he tenido tiempo”.
Alguien que te reviente el ego con una mirada.
Porque la mayoría no necesita más cursos.
Necesita alguien que les diga: “No me cuentes historias. Hazlo”.
¿Quieres avanzar en serio?
Deja de ser el único que se cree tus cuentos.
Busca a alguien que te saque los colores.
Y entonces verás cómo de repente… haces.
Japi dei.